Viva mi señor el rey David para siempre. Aunque deseo que se cumpla tu juramento y se confirme el derecho de sucesión a mi hijo, estoy lejos de tener sed después de tu muerte, y más bien debería regocijarme, si fuera posible, de que tú vive y disfruta de tu corona para siempre. No podría haber mayor expresión de amor y agradecimiento que el deseo de no ver nunca a Salomón en el trono, si fuera posible para David disfrutarlo siempre.

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