Cuando Elías lo escuchó, se envolvió el rostro en su manto por temor a la presencia de Dios, sintiendo que no era digno ni capaz de soportar la vista de Dios con el rostro abierto. Y salió y se paró , etc. Lo que Dios le había mandado que hiciera; y mientras se dirigía hacia la boca de la cueva, se asustó y se detuvo en su camino por el viento espantoso, el terremoto y el fuego; cuando éstos pasaron, prosigue y continúa con el mes de la cueva. Moisés fue puesto en la cueva cuando la gloria de Dios pasó por delante de él, pero Elías fue llamado a salir de ella; pero ni Moisés ni Elías vieron semejanza alguna. Y he aquí una voz ¿Qué haces aquí, Elías? Lo que Dios antes dijo por medio de un ángel, ahora le habla él mismo de inmediato.

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