El Señor le dijo a Samuel con una sugerencia interior secreta. No mires su rostro. No todos tienen un espíritu noble que tienen un aspecto noble, como apareció por Saulo; lo que debería haber impedido que Samuel concluyera tan apresuradamente de la aparición de Eliab que él era la persona que Dios había elegido. Tampoco escogió el Señor a este que Dios le sugirió, como lo hizo con respecto al primero, que no era el hombre de su elección.

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