Y lo llevó al rey de Babilonia, a Ribla, donde se quedó Nabucodonosor, para que pudiera suministrar a los sitiadores hombres y provisiones militares, según lo requirieran las ocasiones, y tener un ojo en Caldea, para prevenir o reprimir cualquier conmoción que pudiera ocurrir allí. en su ausencia. Lo juzgaron. Los oficiales del rey nombrados para ello examinaron su causa y dictaron la siguiente sentencia en su contra.

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