Llamó a su marido y le dijo: Por un mensajero que le envió al campo. Ella parece no haberle informado de la muerte del niño; probablemente ella temía que, si él supiera en qué misión deseaba acudir al profeta, él no tuviera suficiente fe para dejarla ir. ¿Por qué irás hoy? no es luna nueva ni sábado. Parece por esto que los profetas actuaron como instructores públicos del pueblo; y que sus casas eran una especie de escuelas, o sinagogas, a las que acudían, en los días aquí mencionados, para que se les enseñara su deber fuera de la ley de Dios, y para que se resolvieran sus dudas. Y ella dijo: Será bueno que mi partida no le resulte molesta ni perjudicial para ti ni para mí.

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