Si hay iniquidad en mí , no podría sino saber que hay iniquidad en él, iniquidad atroz; pero finge que si el rey no lo perdona y lo admite en su presencia, prefiere morir. Que me mate porque es mejor para mí morir que ser privado de la vista y el favor de mi querido padre. Así se insinúa en los afectos de su padre, fingiendo tanto respeto y amor por él. ¡Vea con qué facilidad sus hijos pueden imponerse incluso a los padres sabios cuando les quieren ciegamente!

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