Pero no debiste haber mirado el día de tu hermano en su día malo. No deberías haberte complacido al ver la desgracia de tu hermano. Entonces, la expresión de mirar a un enemigo significa, en muchos pasajes de la Escritura, contemplar su caída con satisfacción: vea el margen. El día en que se hizo extraño, cuando fue expulsado de su propia herencia y fue cautivo a tierra extraña.

Ni debiste haberte regocijado por los hijos de Judá , etc. El día en que muchos de ellos fueron muertos; ni hablaste con orgullo en el día de la angustia, ni debiste haberles insultado cuando estaban en la desgracia, jactándote de tu propia felicidad, mientras gemían bajo la miseria.

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