Así que este Daniel prosperó. Observa, lector, ¡cómo Dios le sacó el bien del mal! El golpe audaz que sus enemigos le dieron a su vida se convirtió en la ocasión de acabar con ellos, y también con sus hijos, que de otro modo se habrían interpuesto en el camino de su preferencia y, en todas las ocasiones, le habrían molestado; y ahora prosperaba más que nunca, estaba más a favor de su príncipe y en reputación con el pueblo, lo que le daba una gran oportunidad de hacer el bien a sus hermanos.

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