Apártate de toda maldad. Entonces, sobre todo, presta atención, porque ése es un tiempo de confusión y libertinaje; cuando las leyes de Dios y del hombre no pueden oírse por el ruido de las armas; porque el éxito de tus brazos depende de la bendición de Dios, que los hombres malvados no tienen por qué esperar; y porque llevas tu vida en tu mano, y por lo tanto necesitas estar bien preparado para la muerte y el juicio.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad