Eras un forastero y recibiste de ellos habitación, protección y provisión durante mucho tiempo, bondad que no debes olvidar por la persecución que siguieron. Es común entre los hombres que una herida borre el recuerdo de veinte favores. Pero Dios no nos trata así, ni quiere que lo hagamos con los demás, sino que nos ordena olvidar las ofensas y recordar las bondades. En la tercera generación Cuando habían sido prosélitos de la religión verdadera durante tres generaciones, podrían incorporarse a la comunidad judía. Y, según los maestros hebreos, los nietos son la tercera generación.

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