Ahora, pues, escucha, IsraelHabiendo llamado a su memoria las extraordinarias dispensaciones de la Divina Providencia hacia ellos, tanto en el camino de la misericordia como del juicio, ahora llama a toda su asamblea, de la manera más seria y ferviente, a considerar qué influencia deben tener estas cosas en sus conducta, responsable del diseño de tales misericordias y juicios; es decir, hacerlos obedientes puntualmente a las leyes de Dios y advertencias de ofenderlo; ésta es la intención misma por la que fueron conducidos a la tierra prometida, y la condición absoluta de su goce pacífico y feliz de ella. Podemos observar a Moisés aquí para hablar con toda la energía posible del lenguaje. La grandeza del tema sobre el que se encuentra lo inspira con más calidez de lo habitual, y no puede ver el extraordinario privilegio y felicidad conferidos a su pueblo, al haberestatutos y juicios divinos para dirigirlos, sin éxtasis ni admiración. Él ve la felicidad de su condición allí, y otorga todo su celo y espíritu para hacerlos sensibles a ella. No considera nada más que esto, ya que saber que esto sería todo para ellos, para hacerlos grandes y felices. Los estatutos Las leyes que se refieren al culto y al servicio de Dios. Los juicios Las leyes relativas a su deber para con los hombres. Así que estos dos comprenden ambas tablas y toda la ley de Dios.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad