No añadiréis a la palabra que os mando deseando otras doctrinas o formas de adoración que las que he enseñado o prescrito. Porque esto sería acusarme de falta de sabiduría, de cuidado o de fidelidad, al no darte suficientes instrucciones para el servicio de Dios. Tampoco disminuiréis en nada rechazando o descuidando cualquier cosa que he mandado, aunque parezca tan pequeña; pero toma mi palabra, tal como está, como tu única regla y guía en las cosas temporales y eternas.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad