Guarda el día de reposo para santificarlo. ¿No haces ningún trabajo en este día que se pueda hacer también en otro? ¿Tienes especial cuidado en este día de evitar toda conversación que no tienda al conocimiento y al amor de Dios? ¿Vigilas muy bien todo lo que está dentro de tus puertas, para que ellos también lo santifiquen? ¿e intentas todos los medios posibles para que todos los hombres, dondequiera que estés, hagan lo mismo?

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