Porque me avergoncé de pedir al rey un grupo de soldados,&C. Podría haber obtenido del rey cualquier cosa que deseara; pero había declarado tan abiertamente que dependía únicamente de Dios para su salvoconducto, que se avergonzó de pedir a un guardia del rey que los protegiera en su viaje de sus enemigos. Porque el rey, al no estar muy instruido en asuntos divinos, posiblemente hubiera pensado que lo que habían dicho sobre el favor de Dios hacia ellos, y las profecías acerca de su restauración, no eran más que alardes vanos, en caso de que parecieran desconfiar del poder y el favor de ese Dios de quien habían hablado tan magníficamente, solicitando al rey su protección y defensa. Por tanto, en lugar de ofenderlos, estaban decididos a entregarse enteramente a Dios; pero entonces era necesario que suplicaran lo que no pedirían al rey; esto hicieron,

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