Porque me avergoncé de pedir al rey una banda de soldados y jinetes que nos ayudaran contra el enemigo en el camino; porque habíamos hablado al rey, diciendo: La mano de nuestro Dios está sobre todos ellos buenos que lo buscan; pero su poder y su ira es contra todos los que lo abandonan.

(g) Pensó que era mejor dedicarse a la protección de Dios, que buscar estos medios ordinarios para dar a otros una razón para pensar que dudaba del poder de Dios.

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