Amán les habló de la gloria de sus riquezas, en parte para complacer su propio humor vano y glorioso, y en parte para agravar la insolencia de Mardoqueo al negarle la reverencia y aliviar su propia irritación causada por ella. Y mañana también soy invitado a ella con el rey. Así él hace ese asunto de gloria que fue la ocasión de su completa ruina. Tan ignorantes son los hombres más sabios y están sujetos a errores fatales, regocijándose cuando tienen mayor motivo de temor y lamentándose por aquellas cosas que tienden a alegrar y consolar.

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