Di a la casa de Israel a los ancianos que ahora están sentados delante de ti, y por medio de ellos al resto de sus hermanos: ¿Estáis contaminados a la manera de vuestros padres después de todo lo que Dios ha dicho a vosotros y contra vosotros por una sucesión de profetas, y hecho contra vosotros por una serie de juicios, sin embargo, no tomaréis ninguna advertencia? ¿Seguirás siendo tan perverso como tus padres y cometerás las mismas abominaciones que ellos cometieron? Algunos prefieren traducir las palabras, ¿No estáis contaminados, y no cometeis prostitución , etc.? ¿No camináis en los pecados y las idolatrías de vuestros padres , a pesar de todas las advertencias que os he hecho y de los casos severos de mi disgusto por sus prácticas, que debieron haberos aterrorizado por seguir su mal ejemplo?Porque cuando ofrecéis vuestros dones, etc., os contamináis, os volvéis inmundos y abominables ante mis ojos. ¿Y me preguntarás por ti? ¿Estás en condiciones de venir y pedirme consejo, a quien has abandonado y reprochado con tanta vergüenza y obstinación? No seré usted quien me pregunte. Le responderé tan poco como usted me considere.

Y lo que venga a tu mente no será en absoluto, será completamente frustrado. Dios, para convencerlos, aquí les dice lo que estaba en sus pensamientos y lo que se habían propuesto. Encontramos por la historia de las Escrituras, que los judíos siempre habían tenido un gran deseo de adorar a los dioses de sus vecinos, y no podían soportar esa imputación de singularidad, a la que su peculiar manera de adorarlos los exponía. También pensaron por este medio vivir más tranquilamente entre los paganos adonde fueron llevados cautivos. Dios les dice aquí que evitaría que este propósito de ellos surta efecto. Y encontramos, desde el mismo momento de su regreso del cautiverio babilónico, que han sido muy cautelosos de cometer idolatría, y escrupulosos de acercarse lo más mínimo a ella. Lowth.

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