La cosa procede del Señor. Él, en su providencia, evidentemente la favoreció, y por lo tanto concluyeron propiamente que era su voluntad; que es la única regla de conducta segura en todos los casos. Y en aquellos que son de especial importancia, como ciertamente lo es la elección adecuada de un cónyuge, debemos utilizar todos los medios prudentes para conocer la voluntad de Dios, especialmente los medios utilizados por el siervo de Abraham, la oración ferviente y la observación de las aperturas de la providencia. Entonces, es probable que un matrimonio sea cómodo, cuando parece proceder del Señor.

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