Y la ira de Jacob se encendió. Estaba enojado por el pecado, y mostró su disgusto, con una respuesta grave y piadosa: ¿Soy yo en lugar de Dios? ¿Puedo darte lo que Dios te niega? Reconoce la mano de Dios en la aflicción: ha detenido el fruto del vientre. Todo lo que queramos, es Dios quien lo retiene, como Señor soberano, sabio, santo y justo, que puede hacer lo que quiera con los suyos, y no es deudor de nadie; que nunca hizo, ni jamás podrá hacer nada malo a ninguna de sus criaturas. La llave de las nubes, del corazón, del sepulcro y del útero, son cuatro llaves que Dios tiene en su mano y que (dicen los rabinos) no confía ni al ángel ni al serafín. También reconoce su propia incapacidad para alterar lo que Dios designó; ¿Estoy en lugar de Dios?No hay criatura que sea, o pueda ser, para nosotros, en lugar de Dios. Dios puede ser para nosotros en lugar de cualquier criatura, como el sol en lugar de la luna y las estrellas; pero la luna y todas las estrellas no serán para nosotros en lugar del sol. La sabiduría, el poder y el amor de ninguna criatura serán para nosotros en lugar de los de Dios. Por lo tanto, es nuestro pecado y locura poner esa confianza en cualquier criatura que debe ser puesta sólo en Dios.

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