Los montes le dan comidaAunque esta criatura sea tan inmensamente grande y requiera mucha comida, y ningún hombre la cuide, Dios la provee con sus propias provisiones y hace que las montañas del desierto le proporcionen suficiente sustento. Este particular de la descripción parece más aplicable al elefante que al hipopótamo, que, aunque obtiene su alimento, en gran medida, de la tierra, alimentándose de la hierba en las orillas del Nilo, y entre los lagos y pantanos de Etiopía, por donde pasa ese río, difícilmente puede decirse que pastan en las montañas. Ambos animales consumen grandes cantidades de alimento, y hay que reconocer que es un ejemplo de la bondad de Dios que Él lo ha ordenado de tal manera que se alimenten de hierba y de los demás productos del campo, y no de carne; porque si este último hubiera sido su comida habitual,Donde juegan todas las bestias del campo. Esto es igualmente aplicable tanto al elefante como al caballo de río. Las bestias del campo no solo se alimentan de manera segura, sino que se divierten con ambas, y la experiencia les enseña que son amables e inofensivas, y que nunca las atacan.

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