Porque no es un hombre como yo, sino infinitamente superior a mí en majestad y poder, sabiduría y justicia. Que debería responderle Que debería atreverme a debatir mi causa con él, o responder a sus acusaciones en mi contra. Que deberíamos unirnos en juicio cara a cara, para abogar en igualdad de condiciones. Tampoco hay ningún día-hombre O, árbitro; que pueda poner su mano sobre los dosOrdena y gobierna nuestra súplica, y oblíganos a mantenernos firmes en su decisión. La imposición de la mano sobre ambas partes implica un poder coercitivo para hacer cumplir la ejecución de sus decretos. Nadie podía tener esto sobre el Todopoderoso; por tanto, era en vano contender con él. Nuestro Señor Jesucristo es ahora el hombre de los días bendito, que ha mediado entre el cielo y la tierra, ha puesto su mano sobre nosotros a ambos; a él el Padre le ha confiado todo el juicio. Pero esto no quedó tan claro entonces como lo está ahora el evangelio, que no deja lugar para una queja como esta.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad