El Señor rugirá desde Sion ; herirá con asombro a los enemigos de su pueblo, como el rugido del león aturde a las bestias más débiles del bosque. Y temblarán los cielos y la tierra. La destrucción será tan segura y terrible como si los enemigos de Dios fueran destruidos por truenos y relámpagos del cielo. Pero el Señor será la esperanza de su pueblo. Aunque pasen el cielo y la tierra, su palabra y promesa, dadas a sus siervos, no pasarán.

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