Lo enterraron en una colina que le fue dada por favor especial, y para su mejor conveniencia al atender el arca, que entonces estaba, y por mucho tiempo estaría, en Silo, cerca de este lugar; mientras que las ciudades que estaban a los sacerdotes se les dio en Judá, Benjamín y Simeón, que estaban lejos de Silo, aunque cerca del lugar donde el arca iba a tener su morada; es decir, en Jerusalén. Es probable que Eleazar muriera casi al mismo tiempo que Josué, como lo hizo Aarón en el mismo año con Moisés. Mientras Josué vivió, la religión se mantuvo bajo su cuidado e influencia; pero después de que él y sus contemporáneos se fueron, rápidamente se deterioró. ¡Qué bueno es para la iglesia del evangelio que Cristo, nuestro Josué, todavía esté con ella por su Espíritu, y lo estará siempre, hasta el fin del mundo!

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