En la séptima vez, Josué dijo: Grita para testificar tu fe en la promesa de Dios y tu agradecimiento por esta gloriosa misericordia; para animarse a ustedes mismos ya sus hermanos, y para sembrar el terror en sus enemigos. El Señor te ha dado la ciudad que te ha sido dada para que seas consagrado a Dios, como la primera (y quizás la peor) de todas las ciudades de Canaán.

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