Que el que esté armado pase a Dios quiere que estén armados, tanto para la defensa de ellos mismos como del arca, en caso de que los enemigos hagan una salida contra ellos, y para la ejecución de la venganza del Señor sobre esa ciudad. La recompensa que, oponiéndose a los hombres armados, puede parecer que denota al pueblo desarmado, que deseaba ser espectador de esta maravillosa obra. No gritaréis porque gritar antes del tiempo señalado sería inútil y, por lo tanto, podría desanimarlos y insultar a sus enemigos.

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