Y Josué rasgó sus ropas en testimonio de gran dolor por la pérdida que sintió, el daño consecuente temido y el pecado que sospechaba. Es bien sabido que las señales externas de dolor exhibidas en esta ocasión por Josué y los ancianos, se han mostrado generalmente en aquellas épocas en que la gente estaba afligida por el dolor a causa de cualquier gran calamidad o la comisión de cualquier crimen extraordinario. Cayó a tierra sobre su rostro en profunda humillación y ferviente súplica. Delante del arca del Señor, no en el santuario, sino con el rostro hacia él. Hasta la marea alta Continuando todo el día en ayuno y oración. Y poner polvo sobre sus cabezas Lo que seguía siendo una expresión más elevada de gran dolor y de un profundo sentido de su indignidad de ser aliviados.

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