Los filisteos le sacaron los ojos, lo cual fue hecho tanto por venganza como por política, para evitar que él les hiciera daño, en caso de que recuperara sus fuerzas; pero no sin la providencia de Dios, castigándolo en la parte que había sido fundamental para sus deseos pecaminosos. Lo trajo a Gaza porque era una ciudad grande y fuerte, donde podía ser guardado a salvo; y sobre la costa del mar, a suficiente distancia del pueblo de Sansón, y para reparar el honor de ese lugar, sobre el cual se había adherido con tan gran desprecio. Dios también ordenó las cosas así, que donde pecó por primera vez, ( Jueces 16:1 ) allí debería recibir su castigo. TriturarComo solían hacer los esclavos. Se hizo esclavo de las rameras, y ahora Dios permite que los hombres lo usen como esclavo. Pobre Sansón, ¡cómo caíste! ¡Cómo ha sido tu honra puesta en el polvo! ¡Ay de él, porque ha pecado! Que todos reciban la advertencia de él, con cuidado para preservar su pureza. Porque toda nuestra gloria se va cuando el pacto de nuestra separación con Dios, como nazareos espirituales, es profanado.

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