Aod se adelantó con semblante y movimiento sereno, convencido de que Dios, que por su extraordinario llamamiento lo había motivado a esta empresa, lo llevaría, por su especial providencia, a través de ella. Y cerrarle las puertas sobre sí mismo o después de él; y las cerró con llave. O tirando de ellas muy de cerca, como hacemos nosotros, cuando las puertas tienen cerraduras de resorte; o llevándose la llave con él.

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