El Señor es mi porción, dice mi alma. El interés en el favor y el amor de Dios, y su presencia conmigo, me dice mi corazón, es la mejor herencia. Y, poseyéndolos, tengo lo que es suficiente para equilibrar todos mis problemas y compensar todas mis pérdidas. Porque, mientras que las porciones de la tierra son cosas vacías y perecederas, Dios es una porción suficiente y duradera, una porción para siempre. Por tanto, esperaré en él , permaneceré en él y me animaré en él, cuando todos los demás apoyos y estímulos me falten. Observa, lector, es nuestro deber e interés hacer de Dios la porción de nuestras almas, y luego gozar y consolarnos en Él como tal, en medio de las aflicciones y lamentos.

Bueno es Jehová con los que esperan en él, con los que esperan pacientemente su tiempo; cuando juzgue que es el tiempo apropiado para brindarles consuelo y liberación; y que, mientras tanto, se aplican a él mediante la oración y la humillación. Es bueno. Es nuestro deber y será nuestro indescriptible consuelo y satisfacción; que un hombre debe esperar y esperar en silencio , etc. Esperar que llegue, aunque las dificultades que se interponen en su camino parecen insuperables; esperar hasta que llegue, aunque se demore mucho; y mientras esperamos estar tranquilos y en silencio, no peleando con Dios, o inquietando a nosotros mismos, sino accediendo a la disposición divina.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad