No comeréis pan ni maíz del crecimiento de este año. Este fue un testimonio muy razonable de su respeto por Dios, darle el primer lugar y rendir su tributo de gratitud al donante antes de que usaran sus dones. A los que vivían lejos del tabernáculo o templo se les permitía comer maíz nuevo en este día después del mediodía, porque la ofrenda a Dios siempre se presentaba antes de esa hora.

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