Y no comeréis ni pan, ni trigo tostado, ni espigas verdes, hasta el mismo día en que habéis presentado ofrenda a vuestro Dios: [será] estatuto perpetuo por vuestras generaciones en todas vuestras moradas.

Ver. 14. Y no comeréis ni pan. ] Era conveniente que Dios, el dador, tuviera lo primero.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad