Los principales sacerdotes y todo el concilio buscaron falso testimonio“Cuando el concilio descubrió que Jesús se negó a contestar las preguntas, por lo que hubieran obtenido de él un reconocimiento de que era el Mesías, interrogaron a muchos testigos para probar que había asumido ese carácter; porque parece, por lo que sucedió después, que consideraron tal pretensión como una blasfemia en su boca, quien, siendo nada más que un hombre, como suponían, no podía, sin afrentar la majestad de Dios, tomar el título de Hijo de Dios, cuál de derecho pertenecía al Mesías. Pero, al examinar a los testigos, actuaron como perseguidores interesados ​​y enfurecidos, más que como jueces imparciales; porque formaron sus preguntas de tal manera que, si era posible, extrajeron de ellos expresiones que podrían pervertir en sospechas de culpa, con lo cual podrían condenar a Jesús.Pero no hallaron ninguno, aunque vinieron muchos testigos falsos A pesar de que se esforzaron al máximo por obtener una prueba que, a los ojos de la ley, justificara la sentencia que habían resuelto a toda costa dictar sobre Jesús, se esforzaron en vano. .

Porque, aunque sobornaron a muchos testigos, éstos, al dar su testimonio, se contradecían entre sí; una circunstancia que la persona más analfabeta del tribunal no pudo sino ser sensata invalidaba sus pruebas ”. “Como esta fue una gran prueba de la inocencia de Cristo, es un ejemplo singular del poder de Dios sobre las mentes de los hombres, que, a pesar de todas las recompensas que estos grandes hombres pudieron ofrecer, no se pudieron obtener dos testigos consistentes para acusarlo de ningún delito grave. Posiblemente, el ejercicio de su poder milagroso, al derribar al suelo a los que estaban más dispuestos a apoderarse de él, podría intimidar los espíritus de algunos que de otro modo podrían haber sido convencidos ". Por fin llegaron dos falsos testigosAsí eran, aunque parte de lo que decían era cierto, porque nuestro Señor no pronunció algunas de las palabras que mencionaron en absoluto; ni ninguno de ellos en el sentido en que los representaron como hablados. Vea a Macknight y Doddridge.

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