Que no consumí a los hijos de Israel en mis celos. Cuando Dios se atribuye los celos y las pasiones a sí mismo, en las Escrituras, habla a la manera de los hombres, y conforme a nuestra aprehensión. El significado es que su propia gloria y la salvación de la humanidad hacen necesario que proceda con severidad contra algunos crímenes particulares, como el que los hombres proceden cuando son impulsados ​​por celos y otras pasiones airadas.

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