Finees, hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, ha hecho apartar mi ira de los hijos de Israel, mientras él tenía celo por mí entre ellos, para que yo no consumiera a los hijos de Israel en mi celo.

Finees... ha alejado mi ira. Esta garantía era una señal de honor, que la mancha de sangre, en lugar de contaminar, lo confirmaba en el oficio sacerdotal, y que, en señal del elogio divino de su celo piadoso, y como un memorial perpetuo de su fidelidad, su posteridad debía continuar mientras durara la existencia nacional de Israel (cf. Deuteronomio 6:25 ; Deuteronomio 24:13 ; Salmo 106:31 ).

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