No seas testigo contra tu prójimo ni en juicio ni en conversación privada; sin causa precipitada o falsamente, sin causa justa y suficiente; y no engañes con tus labios, ni a tu prójimo, ni al juez, ni a otros oyentes con falsedad. O esta cláusula prohíbe halagarlo en la cara, como el primero prohíbe difamarlo a sus espaldas. No digas dentro de ti mismo: no dejes paso a tales pensamientos o pasiones; Le pagaré , etc., conforme a sus obras , le pagaré todas sus calumnias y ofensas.

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