Los impíos huyen sin que nadie los persiga, porque la conciencia de su culpa excita en ellos una continua expectativa y pavor de los juicios de Dios; pero los justos son valientes como un león. Son valientes y resueltos, y tienen el testimonio de una buena conciencia y la seguridad del favor y la protección divinos, y el apoyo y el consuelo del Espíritu Santo.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad