Misericordioso es el Señor. Por tanto, él mantendrá mi justa causa contra mis injustos opresores, cumplirá sus promesas y salvará a los que le sirven fielmente y confían en él. El Señor preserva a los sencillos , es decir, a los que son rectos y sinceros, y no hacen uso de artimañas o consejos, ni de medios indirectos o ilegales para su liberación; quienes, como implica la palabra original, dependen totalmente de Dios, como los niños pequeños dependen de sus padres. Fui abatido, hundido en las profundidades de la angustia y la miseria; y me ayudó con paciencia a soportar lo que se me impuso ya esperar la liberación a su debido tiempo.

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