A medianoche me levantaré para alabarte solemnemente; no contento con esas breves eyaculaciones que podría haber usado acostado en su cama; a causa de tus justos juicios , es decir, tus leyes, que son tan útiles para dirigirme y consolarme. Soy un compañero de todos los que te temen, sin excepción de los más pobres y mezquinos, cuya sociedad desprecian los demás príncipes. La tierra está llena de tu misericordia. Tú satisfaces los justos deseos y necesidades de todos los hombres y de todas las criaturas, con los frutos de tu bondad. Enséñame tus estatutosPero las bendiciones espirituales, y no las cosas buenas de esta vida, son lo que más aprecio y deseo; y por eso te pido que me enseñes a conocer, me inclines y me capacites para amar y practicar tu ley.

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