Que los soberbios se avergüencen de todos los soberbios que desprecian tu ley; que sean llevados al arrepentimiento o a la vergüenza; porque me han tratado perversamente, ya sea con sus calumnias, poniendo construcciones falsas y perversas en mis palabras y acciones, o tratando de derrocarme y destruirme, apartándome del camino de mi deber; pero meditaré en tus preceptos. Todos sus intentos perversos nunca me apartarán del estudio, del amor y de la práctica de tus preceptos. Que los que te temen, &C. Que todos los hombres piadosos, que tengan el debido respeto por tus testimonios, se convenzan de esto y vuelvan a mí sus corazones y afectos, que han sido apartados de mí, ya sea por los artificios y calumnias de mis adversarios, o por mi dolor y largas angustias, haciéndoles pensar que los había engañado con falsas pretensiones, o que Dios, por mis pecados, me había abandonado por completo. Y los que han conocido tus testimonios , es decir, los han amado y practicado. El sentido de este versículo es muy parecido al del septuagésimo cuarto; que los hombres buenos, al ver lo que Dios había hecho por él, se volvieran a él, recibieran ánimo de él y reconocieran la justicia de Dios al proteger a sus amigos.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad