Tú me has dado el escudo de tu salvación, tu protección, que ha sido para mí como un escudo para defenderme. Tu diestra me ha sostenido. Me ha impedido caer en esas trampas y travesuras que mis enemigos diseñaron, y en las que temí caer. Y tu mansedumbre me ha engrandecido O, mansedumbre , como se traduce la palabra ענוה, gnanvah , Números 12:3 ; Salmo 45:4 ; Zacarías 2:3 ; es decir, tu clemencia, por la cual has perdonado mis pecados, que de otro modo me habrían aniquilado, y has mitigado las correcciones que merecía; o tu gracia y benignidad, que me has manifestado y ejercido en y para mí. .

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