El Señor es mi luz, mi consejero en mis dificultades, y mi consolador y libertador en todas mis angustias. Los súbditos de David lo llamaron la luz de Israel; pero reconoce que brilló, como la luna, con una luz prestada: la luz que Dios le comunicó se reflejó en ellos. Dios es nuestra luz, ya que nos muestra el estado en el que nos encontramos por naturaleza y práctica, y aquello al que podemos y debemos ser llevados por gracia para nuestra salvación. Como nuestra luz , nos muestra el camino en el que debemos caminar, y nos da consuelo al caminar por él: nos muestra los obstáculos que se encuentran en nuestro camino, las dificultades y enemigos y oposiciones que tenemos que encontrar y cómo debemos puede estar capacitado para superarlos. Es sólo a su luz que ahora continuamos en nuestro curso cristiano, y esen su luz que esperamos ver la luz para siempre. Y mi salvación en quien estoy seguro, y por quien soy y seré salvo. El Señor es la fuerza de mi vida, el protector de mi vida expuesta, que evita que me maten, y el sostén de mi vida débil y frágil, por quien soy sostenido y preservado en mi existencia. Dios, que es la vida del creyente , es la fuerza de su vida: no solo la persona por quien, sino en quien vive.

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