La salvación pertenece a Dios. No espero la salvación de mis consejos o fuerzas, sino solo de tu poder y favor. Tu bendición es O más bien, déjala ser; sobre tu pueblo O sobre mis amigos y seguidores, que son los únicos tu pueblo, siendo el resto rebeldes tanto para ti como para mí; o sobre todo tu pueblo Israel, para preservar a mis amigos, para convencer y convertir a mis enemigos, y para salvar el cuerpo de la nación, que, sin tu misericordia, es probable que, por esta guerra civil, sea llevado a la ruina total.

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