Regocíjate en el Señor. Que su excelencia, descubierta en sus obras, sea motivo de tu alabanza. La alabanza es agradable para los rectos. Es bueno que se empleen en esta obra de alabar a Dios, en parte, porque tienen grandes y singulares obligaciones para con él, y tienen abundantes ocasiones para hacerlo; y en parte, lo alabarán con sinceridad, afecto y con la debida reverencia y agradecimiento, como él requiere y merece ser alabado; que los impíos, en efecto, menosprecian y contaminan el santo nombre de Dios mientras fingen alabarlo; y por eso Dios rechaza sus alabanzas y oraciones.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad