Mi confusión está continuamente ante mí. No puedo abrir mis ojos, pero las señales de nuestra deshonra se presentan ante mí; y me cubrió la vergüenza de mi rostro. Estas cosas me han avergonzado tanto, que no muestro mi rostro de buena gana. Por la voz del que reprocha y blasfema, no puedo oír más que palabras de reproche contra nosotros y palabras blasfemas contra ti y tu religión, por nuestro bien; que me es intolerable; en razón del enemigo y vengador Ese enemigo insolente, cuyo rostro mismo está lleno de desdén y desprecio, y nos amenaza con más daño, como el verdugo, tanto de tu venganza como de la suya propia sobre nosotros, y que nos persigue con odio indigno y gran crueldad.

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