Que asienta los montes para que no sean derribados por inundaciones, terremotos u otras causas naturales; cuya estabilidad tienen sólo de la providencia preservadora de Dios, que es la única que sostiene a todas las personas y cosas; estar ceñido de poder Ser capaz de hacerlo, y eso con infinita facilidad, teniendo sólo que hablar y se hace. Que calla el ruido del mar cuando es muy tempestuoso, y amenaza con tragarse los barcos y los hombres que hay en él, o con desbordar la tierra. Y los tumultos de la gente Como él calma lo natural, también calma los mares metafóricos, las turbas tumultuosas y rebeldes y las insurrecciones de la gente, a menudo representadas bajo este emblema en los escritos proféticos.

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