Son del mundo: - Los falsos profetas y los maestros corruptos son del mundo, siempre que un espíritu mundano los influya; por tanto, hablan desde esa disposición mundana, satisfaciendo a sus oyentes y consultando los intereses mundanos; y así como apaciguan a los hombres en sus prejuicios, los adulan y facilitan sus vicios, el mundo los escucha de buena gana; porque hay muchos que estarían gustosos de liberarse de las obligaciones morales y reconciliar la religión y el amor al mundo.

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