Saúl le dijo a Jonatán:Jonatán, cuando Saúl le ordenó que matara a David, desobedeció la orden y, en lugar de asesinarlo, alegó su inocencia y sus méritos como razones para salvarlo. También le reveló a David el plan de su padre y la resolución fija de destruirlo; y, a mi juicio, ninguno de los dos era incompatible con su deber y lealtad a su padre y rey. El que sabe de una conspiración contra la vida de un inocente y no lo descubre, o quien lo mata por instigación y orden de otro, es él mismo un asesino; y ningún deber para con un padre, ni lealtad a un príncipe, puede obligar a nadie a derramar sangre inocente. Por lo tanto, Jonatán estaba tan lejos de actuar en contra de su deber y lealtad, al negarse a convertirse en el instrumento de su padre para asesinar a David, que dio un ejemplo noble de piedad filial, afecto y deber, en sus repetidos esfuerzos por preservarlo de un crimen tan antinatural y atroz; y la piedad y la virtud siempre lo aplaudirán por la generosa preocupación que expresó por el honor de su padre y la preservación de su amigo.

El lector observará que Jonatán siempre considera a David como una persona inocente, y le suplica a su padre, no como rebelde o delincuente notorio, para obtener su perdón, sino como si nunca hubiera hecho nada para perder el favor de Saúl o su propia vida; y por lo tanto, se debe elogiar a Jonatán por desobedecer la orden de su padre y hacer todo lo posible para evitar su propósito de matarlo.

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