Entonces David y Abisai vinieron al pueblo, etc.Esta fue una empresa audaz y arriesgada, que habría sido una muerte segura para David si hubiera sido descubierto. Pero David fue valiente e intrépido; y su valentía y la de Abisai en este asunto merece ciertamente no ser menos celebrada que la de Ulises y Diomed, cuando fueron como espías al campamento de Troya. Pero hay más en David que ser elogiado que su valentía. ¿Quién puede dejar de admirar su magnanimidad y piedad? ¿Qué hombre, sino David, con una corona tan cerca a la vista, hubiera resistido la hermosa y tentadora tentación? David lo rechaza con aborrecimiento, desde los principios de la religión y el deber. ¡Gloriosa moderación y fortaleza de ánimo! ¿Alguna vez fue la resolución más generosa y leal? Un golpe hubiera dejado a su enemigo muerto en el acto, puesto fin a sus miedos y montado en un trono; y sin embargo, vuelve a la propuesta:

Houbigant observa que el sueño de Adán en el Paraíso se expresa con las mismas palabras que el presente; de donde concluye que, además de esto, haber sido sobrenatural. Algunos imaginan que la vasija mencionada en este versículo 12 era una clepsidra, o una de esas medidas de vigilancia de agua que usaban los antiguos en sus campamentos; otros, que era sólo un recipiente con agua que se guardaba para lavar, en caso de contaminaciones legales; y otros, que se colocaba allí para beber, en caso de sed; que bien podría causar el calor de la temporada, ya que era la época de la esquila de ovejas.

REFLEXIONES.— David, habiendo observado el campamento, decide emprender una peligrosa empresa; sin embargo, es de suponer que tuvo alguna amonestación divina para este paso, que de otro modo parecería precipitado e injustificable.

1. Bajó al campamento de Saúl por la noche con Abisai, quien se ofreció a ser su compañero. Un sueño profundo de parte de Dios se había apoderado del ejército: Saúl yacía en medio del campamento, y su ejército dormía a su alrededor, hasta los mismos centinelas. Tan pronto podrá Dios desarmar a los poderosos y dejarlos presa de los débiles.
2. Abisai, ansioso por mejorar la ventaja que les dio una providencia tan notable, concluye que Dios diseñó la destrucción de Saúl y ofrece, de un plumazo, despacharlo.
3. David rechaza la oferta y detiene su mano.

Utiliza los mismos argumentos que antes, a saber. el oficio sagrado con el que fue investido Saulo y, por tanto, la lealtad que se le debe. No dudó, pero Dios vengaría su disputa con algún juicio repentino; Saúl caería en la batalla o moriría de muerte natural; y se contenta con esperar el tiempo del Señor, prefiriendo sufrir en la carne por un tiempo, que con tal golpe traer culpa a su conciencia. Nota; Aquellos que conocen la maldad del pecado, pensarán en una corona comprada demasiado cara por la menor transgresión.

4. Aunque no le hará daño, se lleva consigo las evidencias de su poder para haberlo hecho, su lanza y su vara; y así en seguridad se retiran. Nota; Están seguros en medio del peligro, de quienes Dios encarga al ángel de la muerte que le detenga la mano.

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