Conduce y sigue adelante. La apariencia de los viajeros en Tierra Santa difiere mucho de la de los que viajan entre nosotros. Ver a una persona montada y atendida por un criado a pie, nos parecería extraño; y mucho más sería ver a ese sirviente conduciendo a la bestia delante de él, o incitandoa lo largo; sin embargo, estos son modos orientales. De modo que el Dr. Pococke, en su relato de Egipto, nos dice que el hombre (con lo que posiblemente se refiere al marido) siempre lleva el culo de la dama allí; y si tiene un sirviente, él va por un lado; pero el asno sigue al hombre, aguijonea a la bestia y, cuando ha de volverse, dirige su cabeza con un palo. La sunamita, cuando acudió al profeta, no deseaba tanta asistencia, solo le pidió a su esposo que le enviara un asno y su conductor, a quien dio la orden aquí mencionada.

De la manera oriental de las mujeres montadas en asnos, parece que la palabra נהג nehag aquí se traduce correctamente, conducir, en lugar de conducir; y este relato del Dr. Pococke también explicará por qué ella no deseaba dos asnos, uno para ella y otro para el sirviente que la atendía. Salomón podría referirse a lo mismo, cuando en Eclesiastés 10:7 dice: "He visto siervos a caballo y príncipes caminando como siervos sobre la tierra". El lector juzgará por sí mismo. Ver Observaciones, p. 215.

Continúa después de la publicidad
Continúa después de la publicidad