Entonces ensilló un asno y dijo a su sirvienta: Conduce y sigue adelante; No retrases tu cabalgata por mí, a menos que yo te lo ordene.

Dijo a su sirviente: Conduce y avanza. Es habitual que las mujeres monten en asnos, acompañadas de un sirviente, que camina detrás, y el animal lo conduce con su bastón, aguijoneando al animal a la velocidad requerida por su ama. La sunamita tuvo que cabalgar un viaje de cinco o seis horas hasta la cima del Carmelo.

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